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Players Matters - Enero de 2025

Enero de 2025

A medida que se asienta el polvo de 2024 vale la pena repasar el año de Bienestar del Jugador, en el que se han implementado una serie de iniciativas, se han identificado una serie de oportunidades y, a decir verdad, se han encontrado muchos desafíos.

El año pasado, al menos desde nuestra perspectiva de Bienestar del Jugador, será recordado como la primera vez, en cualquier deporte, en que se introdujo la tecnología de protectores bucales instrumentados (iMG) para apoyar el bienestar y el rendimiento. Eso sucedió cuando se sancionó la obligatoriedad de uso del iMG para que los jugadores tuvieran acceso a la evaluación HIA fuera del campo, con alertas incorporadas en el proceso de evaluación como una forma de identificar y luego examinar a los jugadores que habían experimentado eventos significativos de aceleración de la cabeza. El Seis Naciones masculino fue el primer torneo en el que esto ocurrió (aunque en 2023 se había probado en las competiciones del WXV) y otros torneos siguieron el ejemplo, más recientemente el Circuito SVNS.

El proceso ha sido tan fascinante como desafiante. Nunca iba a ser sencillo, ni esperábamos que fuera fácil, pero creemos firmemente que los beneficios de la tecnología hacen que a veces valga la pena luchar en aguas turbulentas, y los iMG llegaron para quedarse. 

No dejamos de recordar su valor cuando leemos estudios que asocian los impactos estimados en la cabeza con una mayor probabilidad de desarrollar enfermedades neurodegenerativas en etapas posteriores de la vida. Una limitación de estos estudios es que nunca han medido directamente el número y la magnitud de los impactos en la cabeza y, en consecuencia, los estiman basándose en la duración de la carrera de un jugador, en su posición de juego o en extrapolaciones de otras series similares. Ahora, por primera vez, estamos en condiciones de cuantificar la exposición a los impactos en la cabeza y, aunque la “recompensa” por eso tardará en llegar, dentro de la próxima década llegará un momento en que podamos explorar con mayor precisión estas asociaciones.

También estamos acumulando datos a un ritmo nunca visto en este campo. Hasta la fecha, hemos logrado aproximadamente un 90% de cumplimiento y hemos reunido alrededor de 250.000 puntos de datos, entre ellos 150 conmociones cerebrales. Cada contacto ahora “cuenta” para nuestra comprensión del impacto en la cabeza y así podemos explorar las diferencias entre géneros, entre posiciones de juego, dentro de los jugadores de un partido a otro y cómo las aceleraciones de la cabeza se ven afectadas por los comportamientos de los jugadores, el cambio de leyes y la ejecución técnica.

Otra área en la que los iMG aportarán valor agregado es en nuestra comprensión de la comparación del entrenamiento con los partidos como fuente de carga de impactos en la cabeza. Un artículo publicado recientemente por colaboradores de todo el Reino Unido demostró que, en el juego masculino de elite, un partido típico equivale a unas cinco semanas de entrenamiento típico en términos del número total de aceleraciones de la cabeza que provoca. En el juego femenino, esa proporción es de aproximadamente 1:8, es decir, por cada aceleración de la cabeza en una semana típica de entrenamiento, hay ocho en un partido típico. Una vez que se observan las aceleraciones de la cabeza de mayor magnitud, la proporción aumenta aún más: los partidos exponen a las jugadoras a aceleraciones de la cabeza más significativas que los entrenamientos. Esto se puede ver en la figura que sigue, donde los hombres se muestran a la izquierda, y las mujeres a la derecha. Claramente, los impactos de la cabeza en los partidos superan significativamente a los impactos en los entrenamientos y cuanto mayor es la magnitud (derecha y parte superior de cada gráfico), más probable es que las aceleraciones de la cabeza se produzcan en los partidos, no en los entrenamientos.

 

 

 

 

 

 

 

Lo que esto significa es que los partidos deben seguir siendo un foco importante de las intervenciones para reducir la carga de impacto en la cabeza de los jugadores, ya que representan la mayor parte (80%) de los impactos en la cabeza experimentados por los jugadores. Esto no quiere decir que el entrenamiento tenga una contribución trivial a la carga sobre la cabeza y definitivamente no debe descuidarse: el 20% de los impactos se producen en entornos de entrenamiento que son teóricamente controlables. Nuestro desafío consiste en equilibrar los enfoques de la reducción de la carga en los partidos y en los entrenamientos. 

Esto se complica aún más porque no sabemos cuál debe ser la “dosis” mínima de entrenamiento para minimizar el riesgo del partido: si el entrenamiento se concibe como una preparación para los partidos, entonces tiene una función preventiva y un entrenamiento insuficiente puede aumentar el riesgo del partido tanto como un entrenamiento excesivo aumenta el riesgo en forma directa. Encontrar este equilibrio será crucial a medida que avancemos.

Es probable que este sea uno de los temas clave de conversación en 2025, que se iniciará con nuestra reunión sobre La Forma del Juego, un encuentro de múltiples partes interesadas que reúne a las mentes médicas, dentro y fuera del campo para considerar estas cuestiones, así como otras que tienen implicaciones en el bienestar del jugador.

El desafío constante es poner en marcha iniciativas para el bienestar del jugador sin comprometer indebidamente la integridad del juego. El ADN del deporte y los objetivos de rendimiento de sus jugadores, entrenadores y dirigentes no pueden ignorarse, y somos muy conscientes de la importancia de trabajar con las partes interesadas en el rendimiento para conseguir la mejor aceptación posible del bienestar. En última instancia, el deporte es sano cuando es a la vez popular y seguro, y estos dos imperativos pueden considerarse opuestos entre sí (como hacen algunos) o, como preferiríamos nosotros, reconocer las posibles tensiones entre ellos para poder sortear y superar las barreras, colaborando en el desarrollo de soluciones pragmáticas y eficaces para el bienestar.

 

2024: Un año histórico para los Servicios de Salud Cerebral

Nos enorgullece reflexionar sobre los increíbles avances logrados en el apoyo a los jugadores a través de los Servicios de Salud Cerebral en 2024. El año determinó el lanzamiento de la plataforma en Irlanda, Australia y, más recientemente, Gales, cada uno de los cuales es un hito importante para la comunidad del rugby.

El Servicio de Salud Cerebral es el primero de este tipo en el deporte y ofrece a los jugadores retirados una completa plataforma online para evaluar y manejar su salud cerebral. El servicio pone el foco en la identificación de los factores de riesgo de demencia modificables y proporciona información y orientación personalizadas para optimizar el bienestar cognitivo, psicológico y médico.

Desde su lanzamiento en Irlanda en junio de 2024, la plataforma ha dado la bienvenida a más de 100 jugadores retirados que ahora están tomando medidas proactivas para apoyar su salud cerebral y su bienestar general. Este hito refleja la creciente concientización y compromiso de World Rugby para apoyar a los jugadores más allá de su tiempo en la cancha.

Mirando hacia 2025, estamos entusiasmados por expandirnos aún más con lanzamientos planificados en Sudáfrica, Escocia y Nueva Zelanda en la primera parte de 2025. Estos lanzamientos asegurarán que aún más jugadores retirados de todo el mundo tengan acceso a este innovador servicio.

 

De frente al futuro

En 2025 también tendremos una Copa del Mundo de Rugby, en la que Nueva Zelanda intentará defender el título que ganó en casa en 2022. El crecimiento del juego femenino es uno de los desarrollos más emocionantes del deporte y ha impulsado una explosión en la investigación y el apoyo al bienestar de las jugadoras. 2025 será una oportunidad para mostrar esta investigación y sus aplicaciones, incluyendo módulos educativos para apoyar la salud pélvica, el embarazo y el retorno al juego, y la reducción de las conmociones cerebrales.

Siendo el Rugby de Uniones, Rugby de Uniones, no tenemos dudas de que 2025 presentará muchos otros desafíos y oportunidades, y esperamos comprometernos con todas nuestras partes interesadas mientras intentamos superarlos.  Gracias por sus contribuciones a las discusiones en 2024, y por su continuo interés en el bienestar del jugador.

Prof Éanna Falvey