Gastón Revol es, claramente, sinónimo del rugby sevens. Listo para jugar en su torneo número 100 este sábado y domingo en el HSBC Cape Town Sevens, el líder histórico de Pumas 7s disfruta claramente de un lugar que se ganó con trabajo, constancia, hambre y soñando.
De un debut sorpresivo en 2009 a este presente que lo tiene soñando con cerrar su carrera en los Juegos Olímpicos de Paris, la carrera del oriundo de Córdoba, es el recorrido de un equipo argentino que fue modificando su ADN para convertirse, hoy, en uno de los equipos más temibles del renovado HSBC SVNS.
“La pasamos difícil al principio de mi carrera,” cuenta desde Ciudad del Cabo, alistándose para el que es su torneo favorito en el circuito. “Pero siempre encontramos la manera de pasarla bien.”
Aquel comienzo fue con un llamado consultando si tenía pasaporte al día para viajar 48 horas más tarde a Londres y Edimburgo. Su debut fue justamente en Twickenham ingresando sobre el final contra Portugal. “De hooker,” comenta y se ríe.
Había llegado al seven tras una gran actuación en el antiguo campeonato provincial del país, pero después de esa gira, no volvió a ser llamado para el 2009/10, que fue la última temporada de su compañero en sus dos primeros torneos y luego entrenador Santiago Gómez Cora.
Tras mostrar su mejor rugby en un torneo en Kenia, volvió al circuito en Dubai 2010 y desde entonces jugó 97 torneos para ser el recordman en torneos. Desde su debut en Los Pumas 7s, se jugaron 115 torneos del HSBC SVNS. Que haya faltado a solo 16 es un logro enorme.
Siendo una parte integral del camino de Los Pumas hasta esta actualidad, Revol se sincera.
“Es una construcción principalmente de Santi (Gómez Cora) desde que se hizo cargo del equipo en 2013; tuvo muchas peleas convencido de que había que generar un cambio. A partir de él, hay un montón de gente que quizás no está que acompañó este proceso.”
“Tengo la enorme suerte de vivir este presente después de lo que pasamos, pero hubo otros que pasaron y fueron fundamentales para esto, que fueron dejando algo.”
“Todo fue un aprendizaje para que podamos trabajar como lo hacemos; fuimos probando cosas hasta encontrar las cosas que nos servían y nos permitían crecer. Con el apoyo de la UAR y de otras instituciones. La estructura y la experiencia generaron un equilibrio perfecto, lo que se demuestra en los buenos resultados, aunque más allá del resultado, lo importante es que el rendimiento siempre es alto.”
El compromiso que asumieron los jugadores fue dejar dee jugar rugby de quince, tanto que Revol jugó su último partido para su amado La Tablada, clube en el que jugaron los cinco hermanos, en 2018.
“Dejar de jugar fue un sacrificio, pero era la única forma de ser competitivos en la Serie. Todos seguimos ayudando en los clubes; somos como todos los jugadores argentinos.”
Revol vuelve siempre a su club, dispuesto a ayudar en lo que se le pida. Así son el resto de Los Pumas 7s ya que las raíces son tan fuertes que no se pierden nunca.
La construcción de la actualidad argentina fue larga. Revol, con 99 torneos, fue parte clave.
“Lo agradezco de manera infinitiva; no me lo hubiera imaginado nunca. Pienso que hace cuatro, cinco años pensaba que nunca me iba a colgar una medalla, y ahora disfruto de jugar finales.”
Para alguien con una carrera tan extensa, el aspecto mental fue clave. Y los objetivos una necesidad.
“Siempre había una zanahoria por delante,” explica. “Después de RWC 7s en Moscú en 2013, me puse como meta ir a los Juegos Panamericanos de Toronto. Después los Juegos Olímpicos de Río. Después, RWC 7s en San Francisco, y así sucesivamente.”
No avanzar a semifinales en Río de Janeiro fue un golpe anímico enorme y próximo a cumplir 30 años, estaba la posibilidad de que fueran su último torneo. “Siempre hablando sobre el futuro con Santi, fuimos trabajando sobre próximos objetivos.”
Hoy, con 37, el objetivo que tiene es bien claro: Paris 2024.
Para llegar, sabe bien que el camino es por el circuito. Lo que implicaría sumar más torneos al 100 que llegará el sábado.
“El 100 significa un número que me sorprende a mí, pero no deja de ser un número. Lo siento así; sigo agradecidísimo de estar disfrutando del equipo, después de lo que pasamos los que venimos hace muchos años, después de estar tantas veces cerca de retirarme o de dejar el equipo. Después de sentir el apoyo de Santi, y poder seguir haciendo mi aporte sea del tamaño que sea. Agradezco de manera infinitiva. No me lo hubiera imaginado nunca.
Gómez Cora, una de las grandes personalidades del seven mundial, reconoce en Revol un gran líder.
“Gastón está en el equipo fundamentalmente por su juego, pero su característica más sobresaliente es la cabeza que tiene. Hoy suple algunas de sus carencias físicas con su buen juego, con el talento que tiene con el pie y lo mejor que tiene es su entrega constante.”
“Más allá del juego, es el alma del equipo, arma el grupo. Es el espíritu. Como decimos, un equipo sin alma y sin corazón es muy difícil que llegue lejos. Entonces, Gastón se encarga de poner todo su juego, esa cabeza ganadora que tiene y ser el alma que une a todos. Por eso lo valoramos tanto.”
Revol conoce bien a Gómez Cora, con quien compartió dos torneos como jugador; el resto del camino juntos es larguísimo, habiendo sido capitán de Los Pumas 7s.
“En este último tiempo he tratado de salir del lugar de manejar el legado para darle espacio, lugar y protagonismo a los chicos que están en el liderazgo. Siento que mi función es más acompañarlos que marcar el camino. Si hiciera falta, hacer un aporte.”
“Me siento un soldado más de ellos, con lo que represento, pero ayudarlos a marcar el camino de la nueva generación.”
Como ya dijo, “París es el objetivo, yendo paso a paso, pensando en el próximo torneo. Hoy el objetivo es Ciudad del Cabo.
“En el largo plazo es estar en el equipo; es la forma en que me tomé cada uno de los torneos. Sueño con estar en París y si voy haría todo lo posible para que esté la mayor cantidad de familiares posible.”
Su mujer Maqui, su hija Francina de 14 meses, sus padres y familiares lo acompañaron recientemente en los Panamericanos en Chile. “La familia y amigos son fundamentales.” De hecho, son los que reciben su ropa.
“Me da placer dársela a alguien que la disfruta y la recibe con alegría.”
A los 37 años, le quedan pocas oportunidades de seguir estirando el record, de jugar al más alto nivel.
“Post Paris no hay más. Se acabó. Ojalá que el deporte me regale ese último sueño, voy a hacer todo de mi para lograrlo,” comenta,
“Después de tanto tiempo uno entiende tanto del juego, que no es algo que descarte para la siguiente etapa.”
Pero deja bien claro sus prioridades.
“Por ahora, la cabeza va bien puesta acá, en Ciudad del Cabo, y lo que queda del camino a París.”