La pertenencia que generan los clubes en Argentina es algo que es difícil de explicar fuera de los confines del país. Una familia que se acerca a un club difícilmente se vaya y aunque físicamente no pueda estar presente, el club lo acompañará adonde vaya.
El caso de Pablo Bouza, el nuevo entrenador del seleccionado de España, es tan solo uno más de muchos argentinos que, habiendo dado todo por sus clubes, tienen oportunidades lejos del mismo pero que no obstante, nunca abandonan.
En el caso de Bouza, el club es Duendes, en la ciudad de Rosario donde nació. Su padre Mario fue uno de los primeros Pumas proveniente de esa ciudad a 300 kilómetros de Buenos Aires; su hermano Leandro llegó al seleccionado nacional cuatro años antes que Pablo. Hijos y nietos juegan para el club de sus amores.
“Hay mucha pasión en Duendes, mucho fanatismo que se transmite de familia en familia,” explica Bouza.
Caso parecido al de los Bouza es el de los Imhoff – José Luis fue Puma en el 1965 y luego entrenó al seleccionado nacional, su hijo Juan Imhoff jugó en Francia su tercera Rugby World Cup mientras otro de sus hijos también jugó para Argentina.
“Así muchos más,” agrega. “Duendes es uno de los mejores del país; no se si en resultados o estadísticas, pero por cómo vivimos el rugby ciertamente lo es.”
No sólo es la forma en que se vive pero lo que se transmite que ha generado 27 internacionales en sus casi 70 años de existencia y entrenadores de la talla de Imhoff, su hermano Tato, Juan Benzi, Raúl “Aspirina” Pérez, el actual asistente de Los Pumas Andrés Bordoy y el mismo Bouza.
Con 37 tests en su haber como segunda y tercera línea, y habiendo jugado para su club en Rosario, para Harlequins y Leeds, Bouza siempre tuvo un don para ser entrenador y entre 2013 y 2018 colaboró con Los Pumas – primero con Daniel Hourcade y luego con su ex compañero Mario Ledesma.
Al dejar el seleccionado, a partir de 2019 comenzó a trabajar como asesor de Alto Rendimiento junto con Hourcade, tanto para Sudamérica Rugby como para World Rugby.
Tras colaborar con Uruguay en el camino a Rugby World Cup 2019, fue elegido como entrenador de Peñarol Rugby en la Superliga Americana de Rugby, luego mejorada en Súper Rugby América. Con la franquicia uruguaya, fue bicampeón en 2022 y 2023.
“En Uruguay tuve mis mejores tres años como entrenador; fue donde mejor lo pase y mejor entrené,” dice con orgullo de lo realizado allí. Este año estuvo en el staff de Los Teros en Francia 2023. “Estoy agradecido que después de mi salida de la Unión Argentina de Rugby empecé a trabajar con ellos.”
Los 630 kilómetros entre Rosario y Montevideo lo vieron ir y venir muchas veces, al pasar unos 220 días al año en Uruguay.
“El problema era la aduana que a veces te podía frenar muchas horas,” recuerda. “Jugaba el viernes a la noche, dormía un rato, salía a las 2 de la mañana para estar el sábado y domingo en mi casa. He viajado por menos de un día.” Este esfuerzo era siempre agradecido por su mujer, hijo y e hijas mellizas.
En un principio no se instalarán en España, nuevo destino de Pablo, que se hace cargo de Los Leones, a quienes vio en el reciente torneo en Villajoyosa.
La Real Federación Española de Rugby estuvo en contacto con Bouza previo a Rugby World Cup, “pero quedamos en hablar después ya que el foco estaba ahí. Firmé después del Mundial.”
Sobre su primer viaje oficial, dijo: “Fui a ver a los jugadores, al staff, a conocerlos. No conocía mucho así que fue importante haber estado.”
Presenció el partido entre Iberians y Black Lion y los tests contra Estados Unidos y Canadá.
“Encontré un equipo con mucho volumen de juego, apto para el ataque. A partir de ahí hay que ir viendo como jugar. Le gusta atacar mucho.
Ya escrito en su agenda está el viaje a Holanda, el 3 de febrero, el partido en casa ante Alemania y el siempre difícil Georgia en Tbilisi en las siguientes dos semanas.
“El objetivo principal es clasificar a Australia 2027. Ya empezaremos a prepararnos porque la clasificación empieza en 2025. Del pasado hay que seguir con lo que andaba bien, lo que no hay que mejorarlo y cambiarlo. No tenemos tiempo para pensar en lo que pasó en el ciclo pasado y la clasificación, solo aprender.”
Bouza sabe bien que rugby quiere jugar, lo han demostrado los equipos que ha dirigido. Formaciones fijas, juego inteligente pero sobre todo en un principio “generar pequeñas modificaciones a lo que venían haciendo porque no puedo llegar y hacer muchos cambios.”
También habrá que hacer un buen scouting para encontrar los jugadores ideales para llevar adelante el sueño español de regresar a la máxima contienda, en la que solamente jugaron en 1999.
“El rugby español tiene una base de jugadores en su Liga de Honor y muchos jugadores en Francia, muchos que son 100% españoles y otros con abuelos y padres españoles. Nos iremos enterando de quienes pueden jugar.”
Aunque, dice con claridad, “por ahora, es potenciar a los están, manteniendo lo que están haciendo.”
Tendrá cerca a Rául Pérez, encargado de las Academias y del desarrollo de las Academias y entrenador del M20.
“Con ‘Aspirina’ jugamos unos 10 años juntos en Duendes, y luego entrenamos juntos en Los Pumas. Nos conocemos muy bien.”
Esta relación permitirá conocer bien a los juveniles que obtuvieron el World Rugby U20 Trophy este año en Kenia.
“Fue muy importante lo que hicieron y lo que harán en 2024 jugando en el Championship. Esto es un buen indicio del futuro.”