En líneas generales, creo que el torneo de rugby sevens en los Juegos Olímpicos femeninos fueron, la verdad, un muy buen torneo, con partidos muy interesantes.
Me sorprendieron algunos casos en un año tan complicado por la pandemia y con tan poca competición: que se vieran tan buenos juegos creo que fue muy bueno para el rugby, para todos los espectadores y espectadoras y para todos los amantes del rugby que hayamos podido ver un precioso torneo de muy buen rugby.
Creo que cada año que pasa, el nivel va revolucionando.
Se nota la profesionalización del deporte, sobre todo en el rugby a siete que ya lleva unos cuantos años. Se ve que las nuevas jugadoras llegan con poca experiencia, aunque con muy buen nivel y son capaces de hacer un buen juego, aunque obviamente se nota mucho la experiencia en especial en la disciplina del seven.
Cuando llevas un año o dos jugando el circuito mundial vas juntando un bagaje específico de la disciplina del siete; pero, como digo, el nivel de las jugadoras que llegan es bastante más alto y al final se nota que las jugadoras tienen un dominio y excelencia del deporte que obviamente siempre va evolucionando, cambiando y el nivel sigue aumentando cada año.
Sería injusto destacar a una jugadora por encima del resto; obviamente ha habido rendimientos individuales muy buenos pero creo que en el deporte de equipo por excelencia no podría nombra a una sola jugadora.
A nivel de equipo se han destacado bastantes, desde una China que ha hecho una competición muy buena, Gran Bretaña que también nos ha sorprendido con un rendimiento espectacular con tan poca preparación y todos los altibajos que han tenido desde el punto de vista del proyecto de seven inglés, o Fiji que nos ha sorprendido a todos y todas llegando a ese bronce olímpico.
Es la tercera medalla olímpica de la historia de Fiji – con las dos de oro de los varones – y me alegra muchísimo porque son muy buenas jugadoras y están en un muy buen momento. Ese bronce es una hazaña muy muy importante para el país. Me alegro muchísimo por ellas.
Francia que ya venía jugando muy bien, que dio la campanada en RWC 7s en San Francisco con el subcampeonato.
Y, desde luego, Nueva Zelanda que, aunque obviamente era una de las claras favoritas, se notaba que quería conseguir su medalla de oro.
Enhorabuena a todos.
Hubo rendimientos muy buenos, y también partidos muy buenos como la semifinal entre Fiji y Nueva Zelanda que se decide por una última acción; ya sabemos que el rugby siete es esto y podría haber decantado en otro sentido pero la fuerza de competir, saber gestionar los momentos de presión, ha dado su gran rendimiento para las Black Ferns 7s.
Esta exposición mediática y ventana al mundo que nos ofrecen los Juegos Olímpicos cada vez más acercarán a esas personas que no ven el rugby o conocen el seven.
Es superpositivo el hecho de ser deporte olímpico es un atractivo para las federaciones y esto hace que más niños y niñas se quieran acercar a este deporte y lo vean como un juego muy interesante; ojalá nos haga crecer en cantidad y también en calidad con la profesionalización que se está llevando a cabo a través de los años.
Estamos en buena trayectoria para París 2024 a nivel de los equipos y jugadores y jugadoras. El nivel de juego es bastante bueno y el espectáculo está ahí.
Ver las tribunas vacías me dio un poco de pena sobre todo por las jugadoras y los jugadores que disputaron algo tan bonito como los Juegos Olímpicos.
Por otra parte, si bien la primera sensación es de tristeza, pero el otro dices: ‘al menos se ha podido disfrutar’. Hace un año esto era casi, casi imposible, por lo tanto, el lado positivo es que se ha podido disfrutar. Eso al final es bonito.
Mi más sincera enhorabuena a todos los equipos. Sé que hubo equipos que pasaron por situaciones bastantes complicadas en los últimos meses, algunos más complicadas que otros, pero simplemente darles las enhorabuenas a todas, han sido un orgullo para todas y nos han representado muy bien.