Un molino y el Arco del Triunfo adorna el poster anunciando el primer partido de rugby internacional femenino entre Francia y Holanda. El 13 de junio de 1982 es un día histórico en el rugby mundial, la fecha del primer test femenino.
El rugby femenino había comenzado a jugarse en Francia unos quince años antes, con el establecimiento de las "Violettes Bressanes" en Bourg-en-Bresse, que vestían de violeta. Villemur-sur-Tarn, Toulouse, Villeurbanne, Auch comenzaron a formas y en 1970 nació la Asociación Francesa de Rugby Femenino (AFRF), lanzando su primer torneo con 22 equipos.
"Había muchos menos equipos que ahora," dijo la segunda línea Annick Jambon, que comenzó a jugar a los 14 años.
"Tuvimos que luchar por ser reconocidas ya que no se consideraba al rugby como deporte para chicas. No teníamos referís, jugábamos en potreros," recuerda Monique Fraysse, capitana de Francia unos años más tarde. "Sobre todo, fue el placer de jugar lo que nos motivaba. Me permitía expresarme a través de la acción, mostrarme porque era muy tímida y no hablaba mucho."
Nace un equipo nacional
El primer intercambio fuera del país fue con clubes en Holanda. "Era un país más activo que nosotras en el rugby femenino; no había entonces contacto con Inglaterra," recuerda Viviane Berodier, considerada una enciclopedia viviente del rugby femenino francés.
Paso a paso, la idea era organizar un partido entre los dos países, a partir de la iniciativa del presidente de la AFRF Henri Fléchon. Esto significaba organizar un XV de Francia. Claude Izoard, del staff de las Violettes Bressanes y vicepresidente de la AFRF, fue elegido entrenador. "Nos juntamos y hubo selecciones regionales," dice Annick Jambon. "Los entrenadores ya nos conocían," agrega Monique Fraysse, que llegaba con 12 años como jugadora.
Cinco clubes participaron del equipo francés - 22 jugadoras, dos entrenadores, un manager y un médico. Hubo un único campo de entrenamiento para que todos se conocieran entre sí y aprendieran a jugar juntos.
Largo viaje
Annick y Viviane eran parte del equipo que tenía a Judith Benassayag como capitana. También estaban las mellizas Nicole y Monique Fraysse - ambas jugaban de centros. El color de pelo era lo que permitía saber quien era quien," se ríe Fraysse.
Con el plantel nominado, hubo una última sesión de entrenamiento en Chilly-Mazarin, cerca de París, el 12 de junio de 1982. "Claude Izoard trabajó con el pack y Jacky Leterre con las backs," recuerda Berodier.
Ese día, las chicas recibieron su ropa blanca, con tres rayas. "No nos permitían usar el gallo porque éramos una federación femenina. Teníamos un escudo tricolor," admite Fraysse. Tras un almuerzo con dirigentes municipales, el equipo subió al bus para viajar los casi 500 kilómetros hasta Utretch, llegando al hotel De Prie Dorpen a la noche para ser recibidas por dirigentes de la federación holandesa.
Try de cuatro puntos
Amaneció lindo el 13 de junio de 1982. La federación holandesa celebraba sus 50 años y se había preparado para la ocasión; su equipo tenía a Jopie Nessels de coach y a la pilar Lisa Groenedijk como capitana. El belga Roel Wijnant era el referí.
"La primera Marsellesa...," recuerda Berodier. "No éramos conscientes de que estábamos ante un momento histórico y confiábamos en tener más oportunidades después de ese partido."
"Fue algo muy grande," sonríe Jambon. "Fantástico. El ambiente de rugby era fenomenal, sobre todo para esa época de poco rugby femenino!"
"Representar a Francia fue un gran paso para el rugby femenino. También un premio personal. Estábamos allí, no íbamos a detenernos!" insiste Fraysse.
Qué recuerda de ese encuentro? El tamaño de las holandesas. "Eran todas jóvenes, altas, fuertes y pasaban muy bien el balón."
El primer tiempo fue de estudio ya que ambos equipos no encontraron la forma de quebrar a su rival y se fueron al descanso empatados en cero.
El segundo tiempo tuvo un mayor ímpetu pero los espacios fueron pocos. Francia pudo llegar al primer try internacional a partir de un maul; el balón llegó a la número diez Odette Desprats, y por las manos de las mellizas Fraysse y a la fullback Berodier. El último pase fue a la wing izquierda Isabelle Decamps que sumó los primeros cuatro puntos - eran tiempos de cuatro puntos por un try.
Era el comienzo de un rugby femenino que desde entonces ha estado en constante crecimiento.
"Luego, fue como en un partido de club, todas juntas comiendo," sonríe Berodier. Terminaba así una aventura que marcaba un comienzo.
Como recuerda Fraysse, el rugby no ha cesado de crecer. La Asociación Francesa de Rugby Femenino se convirtió en Federación en 1981 y finalmente ingresó a la Federación Francesa de Rugby en 1989. Dos años más tarde se jugó la primer Rugby World Cup femenina en Gales.
En 1971, Francia tenía solo 320 jugadoras. Hoy tiene 23.470.